Por: Carmen Esquivel* Hace 60 años Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica sobre Hiroshima. En un instante la ciudad quedó bajo una enorme bola de fuego que fundió la arcilla, derritió los vehículos, desintegró zonas enteras y mató a más de 100 mil personas. El mundo asistía con horror a uno de los hechos más vergonzosos de la historia y considerado entre los peores actos de terrorismo de Estado que recuerde la humanidad. Cerca del punto cero de la explosión muchas personas se volatizaron, pero su sombra quedó plasmada en las paredes como figuras fantasmagóricas. Mientras, sobrevivientes con la ropa hecha jirones deambulaban por la ciudad sin tener adonde acudir. "Los hombres con las gorras fundidas a los cueros cabelludos, las mujeres con los kimonos soldados sobre su piel y los niños con los calcetines adheridos a sus piernas quemadas". Desde el Enola Gay, el avión que lanzó la bomba, el ametrallador de cola Bob Caron pudo contemplar todo el panorama. "Era como
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