Foto: Olmo Calvo Rodríguez/ANRed Por Mempo Giardinelli Terminó la cumbre marplatense y lo que queda son dos cosas: por un lado, el rechazo al acuerdo que venía a imponer el Sr. Bush. Sobreactuado, como casi todo lo que hace nuestro Presidente, pero rechazo al fin. No es poco si se mira nuestra historia reciente, pero es solamente eso: retórica. Al revés de Brasil, cuyo presidente prefirió sonreir y hacerse el distraído, para luego recibir al amo a solas y negociar a conveniencia. Y por el otro lado, queda la violencia. Esa tara que Mariano Grondona abordó el domingo en un patético debate con dos dirigentes de Quebracho. Esa misma que los diarios Clarín y La Nación erradicaron de sus páginas con velocidad de rayo, acaso inducidos por algún poder supremo para negar que está instalada entre nosotros. Pero las fotografías de esa barbarie son más expresivas que los 30 presidentes saludando en la Rambla. Porque muestran una violencia perfectamente organizada que es menester, y urgente, deten
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