Por Alfredo E. Calcagno
Acaba de terminar en Córdoba la Cumbre de Presidentes del Mercosur y surge un nuevo planteo respecto de la inserción externa de América Latina, en especial referido a la integración sudamericana. Desde el punto de vista argentino, los problemas de la integración y la globalización tienen importancia decisiva en la configuración política y económica nacionales.
La política regional puede articular tanto una integración plena con organismos con potestades y recursos que le permitan ejecutar políticas fuertes, como limitarla al plano comercial. Hasta ahora, el Mercosur se orientaba hacia los negocios, que prevalecían por sobre la política. En una simplificación extrema, podía afirmarse que consistía en la integración de empresas transnacionales que se repartían los mercados de Brasil y de Argentina; las discusiones mayores eran sobre automóviles, zapatos y pollos. Quedaban fuera de la acción los temas fundamentales: la institucionalización de la integración, la construcción de una infraestructura física, la creación de empresas multinacionales sudamericanas (estatales y privadas), la integración cultural y educativa, los emprendimientos conjuntos en materias diversas, tales como los medios de comunicación y la creación de empresas conjuntas.
La reciente reunión de Presidentes marca un giro político. En la Cumbre de Mar del Plata de diciembre de 2005, la posición de los países del Mercosur era más bien defensiva y lograron lo máximo, que era rechazar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) no obstante la presión de Estados Unidos. Ahora se obtuvieron logros importantes: incorporación de Venezuela, aceleración de la constitución del Parlamento del Mercosur, posible creación del Banco del Sur y proyecto de Gran Gasoducto del Sur. Veamos estos elementos básicos.
La incorporación de Venezuela
La incorporación plena de Venezuela le da otras dimensiones al Mercosur. Su territorio y número de habitantes le otorgan la jerarquía de un continente. Son 262 millones de personas y un producto interno bruto de 737.600 millones de dólares.
Existe un holgado abastecimiento de alimentos, manufacturas y energía. Por supuesto, no se trata de implantar una economía cerrada; pero existe el respaldo de recursos propios que bastan para asegurar el bienestar de los habitantes; para lograr ese bienestar el problema fundamental no es de producción sino de distribución del ingreso.
En la etapa inicial, la realidad muestra una especialización de los países: Argentina, Uruguay y Paraguay en alimentos, Brasil en industria y Venezuela en energía. En la evolución del bloque deberá tenderse a que los cinco países estén más equilibrados y todos produzcan alimentos, energía y manufacturas. Argentina fue en el pasado un país industrial y deberá volver a serlo. Venezuela, además de gran proveedor de energía, será un país agrícola e industrial; Uruguay y Paraguay deberán impulsar la industria. Brasil, que es el más equilibrado de los cinco, podrá elevar la productividad de su mano de obra y la complejidad de su sistema productivo. El intercambio dentro del bloque será entre ramas de actividad y no entre sectores; no puede volverse al esquema imperial de manufacturas a cambio de bienes primarios o energía.
La integración política
Los agentes de la integración son los Estados y la sociedad civil, tal como se manifiesta en los diferentes planos. En el ámbito económico y comercial, son los empresarios y los trabajadores; en el cultural, las universidades y los intelectuales; en el político, el pueblo y las elites; en los medios de comunicación, quienes controlan, dan contenido y gerencian la prensa, la radio, la televisión y los libros; y así en las múltiples manifestaciones de la integración. Hasta hoy, se puso el énfasis casi absoluto en la integración comercial. Ahora adquiere relevancia la integración política.
En la Declaración Conjunta de Córdoba, los países se comprometieron a avanzar en la institucionalización el Mercosur, cuyo Parlamento debería instalarse antes del 31 de diciembre de 2006. Se trata así de dar mayor relevancia a las instancias políticas.
Las bases de un proyecto geopolítico
Dentro de la politización del Mercosur (en el sentido más noble del término) se destacan dos puntos de la Declaración Conjunta referidos a la creación del Banco de Desarrollo del Mercosur y al la construcción del Gran Gasoducto del Sur.
En la referida Declaración Conjunta se expresa el apoyo a la propuesta argentina de creación de un Banco de Desarrollo del Mercosur para financiar proyectos de infraestructura y, a la vez, consolidar una estrategia financiera para la región. El capital del Banco podría integrarse con una parte de las reservas de cada país, que en este momento son altas: Brasil, 65.700 millones de dólares; Venezuela, 32.700 millones; Argentina, 26.100 millones; Uruguay, 3.100 millones y Paraguay, 1.400 millones; en total, 129.000 millones de dólares. Se trataría de un banco que se manejaría con pautas diferentes al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, ya que no existirían condicionalidades neoliberales para el otorgamiento de préstamos. En ese mismo sentido, ya se está instrumentando el Bono del Sur que emitirán Argentina y Venezuela.
El otro proyecto de envergadura es el Gran Gasoducto del Sur, de 9.700 km, que pondría el gas venezolano al alcance de los países del Mercosur. Tendría un diámetro de 56 pulgadas en su origen y disminuiría a medida que se acerque a Buenos Aires. Transportaría por día 150 millones de metros cúbicos, de los cuales una tercera parte llegaría a la Argentina. La obra podría finalizar en 2012.
El tema fue incluido en la Declaración Final: los países “se congratularon por los avances alcanzados en el proyecto de interconexión gasífera Gran Gasoducto del Sur, propuesta de alianza entre las operadoras energéticas nacionales en el marco de la iniciativa Petrosur. En tal sentido, manifestaron su beneplácito por la incorporación de Uruguay, Paraguay y Bolivia a este proyecto, así como por todas aquellas iniciativas que buscan consolidar la red de gasoductos Sur-Sur, y que servirán como plataforma para la integración energética, política y social de los pueblos de la región”. Se trata de un proyecto de gran trascendencia para la Argentina, ya que nuestras reservas de gas comprobadas se agotarían en 2014 y las de petróleo en 2009.
Conclusiones
Los principales resultados de la Cumbre de Presidentes de Córdoba fueron:
Primero, con la incorporación de Venezuela, se estructuró un bloque importante en cuanto a extensión, habitantes, poder económico y disponibilidad de energía. Segundo, se superó la restricción comercialista que afectaba al Mercosur, y se avanzó en la integración política, mediante la preparación del Parlamento del Mercosur. Tercero, se establecieron los fundamentos de un proyecto geopolítico, sobre la base financiera del Banco de Desarrollo del Mercosur y la energética del Gran Gasoducto del Sur. De este modo, se plantea una integración que va mucho más allá de lo comercial y que constituye un proyecto político importante.
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jueves, julio 27, 2006
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