viernes, septiembre 16, 2005

DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, HUGO CHÁVEZ FRÍAS, EN LA SEXAGÉSIMA ASAMBLEA DE LAS NACIONES UNIDAS



Cortesía de la Agencia Rodolfo Walsh
agenciawalsh@yahoo.com.ar


Excelencias, amigas y amigos, muy buenas tardes:
El propósito original de esta reunión ha sido desvirtuado totalmente. Se nos ha impuesto como centro del debate un mal llamado proceso de reformas, que relega a un segundo plano lo más urgente, lo que los pueblos del mundo reclaman con urgencia, como lo es la adopción de medidas para enfrentar los verdaderos problemas que obstaculizan e impiden los esfuerzos de nuestros países por el desarrollo y por la vida.
Cinco años después de la Cumbre del Milenio, la cruda realidad es que la gran mayoría de las metas diseñadas, pese a que eran ya de por sí modestísimas, no serán alcanzadas.
Pretendimos reducir a la mitad los 842 millones de hambrientos para el año 2015. Al ritmo actual la meta se lograría en el año 2215, ve a ver quién de nosotros estaríamos allí para celebrarlo, si es que la especie humana logra sobrevivir a la destrucción que amenaza nuestro medio ambiente.
Habíamos proclamado la aspiración de lograr en el 2015 la enseñanza primaria universal. Al ritmo actual la meta se alcanzará después del año 2100, preparémonos pues para celebrarlo.
Esto, amigas y amigos del mundo, nos lleva de manera irreversible a una amarga conclusión: las Naciones Unidas han agotado su modelo, y no se trata simplemente de proceder a una reforma, el siglo XXI reclama cambios profundos que sólo son posibles con una refundación de esta organización. Esto no sirve, hay que decirlo, es la pura verdad.
Esas transformaciones, a las que desde Venezuela nos referimos, al mundo, tienen para nosotros, desde nuestro punto de vista dos tiempos: el inmediato, el de ahora mismo, y el de los sueños, el de la utopía; el primero está marcado por los acuerdos lastrados por el viejo esquema, no le rehuimos, y traemos, incluso, propuestas concretas dentro de ese modelo en el corto plazo. Pero el sueño de esa paz mundial, el sueño de un nosotros que no avergüence por el hambre, la enfermedad, el analfabetismo, la necesidad extrema, necesita –además de raíces– alas para volar. Necesitamos alas para volar, sabemos que hay una globalización neoliberal aterradora, pero también existe la realidad de un mundo interconectado que tenemos que enfrentar no como un problema sino como un reto, podemos, sobre la base de las realidades nacionales, intercambiar conocimientos, complementarnos, integrar mercados, pero al tiempo debemos enten der que hay problemas que ya no tienen solución nacional, ni una nube radioactiva, ni los precios mundiales, ni una pandemia, ni el calentamiento del planeta o el agujero de la capa de ozono son problemas nacionales. Mientras avanzamos hacia un nuevo modelo de Naciones Unidas que haga cierto y suyo ese nosotros de los pueblos, hay cuatro reformas urgentes e irrenunciables que traemos a esta Asamblea, la primera, la expansión del Consejo de Seguridad tanto en sus categorías permanentes como en las no permanentes, dando entrada a nuevos países desarrollados y a países en desarrollo como nuevos miembros permanentes. La segunda, la necesaria mejora de los métodos de trabajo para aumentar la transparencia y no para disminuirla, para aumentar el respeto y no para disminuirlo, para aumentar la inclusión. La tercera, la supresión inmediata, seguimos diciéndolo desde hace seis años desde Venezuela, la supresión inmediata del veto en las decisiones del Consejo de Seguridad, ese vestigio elite sco es incompatible con la democracia, incompatible con la sola idea de igualdad y de democracia.
Y en cuarto lugar el fortalecimiento del papel del Secretario General, sus funciones políticas en el marco de la diplomacia preventiva, debe ser consolidado. La gravedad de los problemas convoca a transformaciones profundas, las meras reformas no bastan para recuperar el nosotros que esperan los pueblos del mundo, más allá de las reformas reclamamos desde Venezuela la refundación de Naciones Unidas, y como bien sabemos en Venezuela, por las palabras de Simón Rodríguez, el Robinson de Caracas: “O inventamos o erramos”.
En la reunión de enero pasado de este año 2005 estuvimos en el Foro Social Mundial en Porto Alegre, diferentes personalidades allí pidieron que la sede de Naciones Unidas saliera de Estados Unidos si es que continúan las violaciones a la legalidad internacional por parte de ese país. Hoy sabemos que nunca existieron armas de destrucción masiva en Iraq, el pueblo estadounidense siempre ha sido muy riguroso con la exigencia de la verdad a sus gobernantes, los pueblos del mundo también: nunca hubo armas de destrucción masiva y sin embargo, y por encima de Naciones Unidas, Iraq fue bombardeado, ocupado y continúa ocupado. Por eso proponemos a esta Asamblea que Naciones Unidas salga de un país que no es respetuoso con las propias resoluciones de esta Asamblea. Algunas propuestas han señalado a una Jerusalén convertida en ciudad internacional como una alternativa. La propuesta tiene la generosidad de proponer una res puesta al conflicto que vive Palestina, pero quizás tenga aristas que hagan difícil llevarlo a cabo. Por eso traemos aquí otra propuesta, anclada en la Carta de Jamaica, que escribió Simón Bolívar, el gran Libertador del Sur, en Jamaica, en 1815, hace 190 años. Ahí propuso Bolívar la creación de una ciudad internacional que sirviera de sede a la idea de unidad que planteaba. Bolívar era un soñador que soñó lo que son hoy nuestras realidades.
Creemos que ya es hora de pensar en la creación de una ciudad internacional ajena a la soberanía de ningún Estado, con la fuerza propia de la moralidad de representar a las Naciones del mundo, pero esa ciudad internacional tiene que reequilibrar cinco siglos de desequilibrio. La nueva sede de Naciones Unidas tiene que estar en el Sur, “¡El Sur también existe!”, dijo Mario Benedetti. Esa ciudad que puede existir ya, o podemos inventarla, puede estar donde se crucen varias fronteras o en un territorio que simbolice al mundo, nuestro Continente está en disposición de ofrecer ese suelo sobre el que edificar el equilibrio del universo del que habló Bolívar en 1825.
Señoras, señores, enfrentamos hoy una crisis energética sin precedentes, en el mundo, en la que se combinan peligrosamente un imparable incremento del consumo energético, la incapacidad de aumentar la oferta de hidrocarburos y la perspectiva de una declinación en las reservas probadas de combustibles fósiles. Comienza a agotarse el petróleo.
Para el 2020 la demanda diaria de petróleo será de 120 millones de barriles, con lo cual, incluso sin tener en cuenta futuros crecimientos, se consumiría en 20 años una cifra similar a todo el petróleo que ha gastado la humanidad hasta el momento, lo cual significará, inevitablemente, un aumento en las emisiones de dióxido de carbono que, como se sabe incrementa cada día la temperatura de nuestro planeta.
Katrina ha sido un doloroso ejemplo de las consecuencias que puede traer al hombre ignorar estas realidades. El calentamiento de los océanos es, a su vez, el factor fundamental detrás del demoledor incremento en la fuerza de los huracanes que hemos visto en los últimos años. Valga la ocasión para transmitir una vez más nuestro dolor y nuestro pesar al pueblo de Estados Unidos, que es un pueblo hermano de los pueblos de América también, y de los pueblos del mundo.
Es práctica y éticamente inadmisible sacrificar a la especie humana invocando de manera demencial la vigencia de un modelo socioeconómico con una galopante capacidad destructiva. Es suicida insistir en diseminarlo e imponerlo como remedio infalible para los males de los cuales es, precisamente, el principal causante.
Hace poco el señor Presidente de Estados Unidos asistió a una reunión de la Organización de Estados Americanos, a proponerle a la América Latina y al Caribe incrementar las políticas de mercado, la apertura de mercado, es decir, el neoliberalismo, cuando esa es precisamente la causa fundamental de los grandes males y las grandes tragedias que viven nuestros pueblos: el capitalismo neoliberal, el Consenso de Washington lo que ha generado es mayor grado de miseria, de desigualdad y una tragedia infinita a los pueblos de este continente.
Ahora más que nunca necesitamos, señor Presidente, un nuevo orden internacional, recordemos que la Asamblea General de las Naciones Unidas en su sexto período extraordinario de sesiones, celebrado en 1974, algunos de quienes están aquí no habían nacido, seguramente, o estaban muy pequeños.
En 1974, hace 31 años adoptó la declaración y el programa de acción sobre un nuevo Orden Económico Internacional, junto con el plan de acción la Asamblea General adoptó el 14 de diciembre de aquel año 1974 la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados que concretó el Nuevo Orden Económico Internacional, siendo aprobada por mayoría aplastante de 120 votos a favor, 6 en contra y 10 abstenciones –esto era cuando se votaba en Naciones Unidas–, porque ahora aquí no se vota, ahora aquí se aprueban documentos como este documento que yo denuncio a nombre de Venezuela, como irrito, nulo e ilegal, se aprobó violando la normativa de las Naciones Unidas, ¡no es válido este documento!, habrá que discutir este documento, el Gobierno de Venezuela lo va a hacer conocer al mundo, pero nosotros no podemos aceptar la dictadura abierta y descarada en Naciones Unidas, estas cosas son para discutirlas y para eso hago un l lamado muy respetuoso, a mis colegas los Jefes de Estado y los Jefes de Gobierno.
Ahora me reunía con el presidente Néstor Kirchner y bueno, yo sacaba el documento, este documento fue entregado cinco minutos antes, ¡sólo en inglés!, a nuestros delegados y se aprobó con un martillazo dictatorial, que denuncio ante el mundo como ilegal, irrito, nulo e ilegítimo.
Oíganme una cosa, señor Presidente, si nosotros vamos a aceptar esto, es que estamos perdidos, ¡apaguemos la luz y cerremos las puertas y cerremos las ventanas! Sería lo último: que aceptemos la dictadura aquí en este salón.
Ahora más que nunca –decíamos– requerimos retomar, retomar cosas que se quedaron en el camino, como la propuesta aprobada en esta Asamblea en 1974 de un Nuevo Orden Económico Internacional, para recordar algo, digamos lo siguiente, el Artículo 2 del texto de aquella carta, confirma el derecho de los estados de nacionalizar las propiedades y los recursos naturales que se encontraban en manos de inversores extranjeros, proponiendo igualmente la creación de carteles de productores de materias primas. En su Resolución 3.201 de mayo de 1974, expresó la determinación de trabajar con urgencia para establecer un Nuevo Orden Económico Internacional basado –oiganme bien, os ruego– “en la equidad, la igualdad soberana, la interdependencia, el interés común y la cooperación entre todos los estados cualesquiera que sean sus sistemas económicos y sociales, que corrija las desigualdades y repare las injusticias entre los país es desarrollados y los países en desarrollo, y asegure a las generaciones presentes y futuras, la paz, la justicia y un desarrollo económico y social que se acelere a ritmo sostenido”, cierro comillas, estaba leyendo parte de aquella Resolución histórica de 1974.
El objetivo del Nuevo Orden Económico Internacional era modificar el viejo orden económico concebido en Breton Woods.
Creo que el Presidente de Estados Unidos habló aquí durante unos 20 minutos el día de ayer, según me han informado, yo pido permiso, Excelencia, para terminar mi alocución.
El objetivo del Nuevo Orden Económico Internacional era modificar el viejo orden económico concebido en Breton Woods en 1944, y que tendría una vigencia hasta 1971, con el derrumbamiento del sistema monetario internacional: sólo buenas intenciones, ninguna voluntad para avanzar por ese camino, y nosotros creemos que ese era, y ese sigue siendo el camino.
Hoy reclamamos desde los pueblos, en este caso el pueblo de Venezuela, un nuevo orden económico internacional, pero también resulta imprescindible un nuevo orden político internacional, no permitamos que un puñado de países intente reinterpretar impunemente los principios del Derecho Internacional para dar cabida a doctrinas como la “Guerra Preventiva”, ¡vaya que nos amenazan con la guerra preventiva!, y la llamada ahora “Responsabilidad de Proteger”, pero hay que preguntarse quién nos va a proteger, cómo nos van a proteger.
Yo creo que uno de los pueblos que requiere protección es el pueblo de Estados Unidos, demostrado ahora dolorosamente con la tragedia de Katrina: no tiene gobierno que lo proteja de los desastres anunciados de la naturaleza, si es que vamos a hablar de protegernos los unos a los otros; estos son conceptos muy peligrosos que van delineando el imperialismo, van delineando el intervencionismo y tratan de legalizar el irrespeto a la soberanía de los pueblos, el respeto pleno a los principios del Derecho Internacional y a la Carta de las Naciones Unidas deben constituir, señor Presidente, la piedra angular de las relaciones internacionales en el mundo de hoy, y la base del nuevo orden que propugnamos.
Permítanme una vez más, para ir concluyendo, citar a Simón Bolívar, nuestro Libertador, cuando habla de la integración del mundo, del Parlamento Mundial, de un Congreso de parlamentarios, hace falta retomar muchas propuestas como la bolivariana. Decía Bolívar en Jamaica, en 1815, ya lo citaba, leo una frase de su Carta de Jamaica: “Qué bello sería que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos, ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, de los reinos, a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras tres partes del mundo. Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dichosa de nuestra regeneración.” Urge enfrentar de manera eficaz, ciertamente, al terrorismo internacional, pero no usándolo como pretexto para desatar agresiones militare s injustificadas y violatorias del Derecho Internacional, que se han entronizado como doctrina después del 11 de septiembre. Sólo una estrecha y verdadera cooperación, y el fin de los dobles raseros que algunos países del Norte aplican al tema del terrorismo, podrán acabar con este horrible flagelo.

Señor Presidente:
En apenas 7 años de Revolución Bolivariana, el pueblo venezolano puede exhibir importantes conquistas sociales y económicas.
Un millón 406 mil venezolanos aprendieron a leer y a escribir en año y medio, nosotros somos 25 millones aproximadamente y, en escasas semanas el país, dentro de pocos días, podrá declararse libre de analfabetismo, y tres millones de venezolanos antes excluidos por causa de la pobreza, fueron incorporados a la educación primaria, secundaria y universitaria.
Diecisiete millones de venezolanos y venezolanas –casi el 70% de la población- reciben, por primera vez en la historia, asistencia médica gratuita, incluidos los medicamentos y, en unos pocos años, todos los venezolanos tendrán acceso gratuito a una atención médica por excelencia.
Se suministran hoy más de 1 millón 700 mil toneladas de alimentos a precios módicos a 12 millones de personas, casi la mitad de los venezolanos, un millón de ellos lo reciben gratuitamente, de manera transitoria. Estas medidas han generado un alto nivel de seguridad alimentaria a los más necesitados.
Señor Presidente, se han creado más de 700 mil puestos de trabajo, reduciéndose el desempleo en 9 puntos porcentuales, todo esto en medio de agresiones internas y externas, que incluyeron un golpe militar facturado en Washington, y un golpe petrolero facturado también en Washington, pese a las conspiraciones, a las calumnias del poder mediático, y la permanente amenaza del imperio y sus aliados, que hasta estimula el magnicidio. El único país donde una persona se puede dar el lujo de pedir el magnicidio de un Jefe de Estado, es Estados Unidos, como ocurrió hace poco con un reverendo llamado, Patt Robertson muy amigo de la Casa Blanca: pidió públicamente ante el mundo mi asesinato y anda libre, ¡ese es un delito internacional!, ¡terrorismo internacional!
Pues bien, nosotros lucharemos por Venezuela, por la integración latinoamericana y por el mundo.
Reafirmamos aquí en este salón nuestra infinita fe en el hombre, hoy sediento de paz y de justicia para sobrevivir como especie. Simón Bolívar, padre de nuestra Patria y guía de nuestra Revolución, juró no dar descanso a su brazo, ni reposo a su alma, hasta ver a la América libre. No demos nosotros descanso a nuestros brazos, ni reposo a nuestras almas hasta salvar la humanidad.

Señores, muchísimas gracias.

martes, septiembre 13, 2005

Carta de Michael Moore

Traducción para @DIN, Susana Merino

A todos mis compatriotas que votaron por George W. Bush


Estoy intrigado por saber cómo se siente usted en este cuarto aniversario del 9/11.
¿Como se siente al saber que el hombre que usted eligió para guiarnos cuando fuimos atacados siguió adelante y puso al frente del FEMA (N. de T. : Agencia Federal de Manejo de Emergencias) a un hombre cuyo mayor mérito era ser entrenador de caballos?
Así es. Entrenador de caballos.
Quisiera saber realmente – y se lo pregunto sinceramente y con todo respeto – ¿cómo se siente ante el total desprecio del Sr Bush por su seguridad? Vamos, otórgueme un rayito de honestidad. No comience a despotricar diciendo que el desastre ocurrido en Nueva Orleáns fue culpa de ser una de las ciudades más pobres de los EEUU. Deje de lado su odio a los demócratas y a los liberales y a cualquiera con el apellido Clinton. Sólo míreme a los ojos y dígame si nuestro presidente hizo lo correcto después del 9/11 nombrando a un entrenador de caballos como el mayor responsable de nuestra protección en caso de emergencias o catástrofes.
Quiero que deje de lado su propio rótulo de Republicano/conservador/renacido/ capitalista/de extrema derecha y hábleme solo como americano en el sentido en que ambos llamamos América a esta tierra.
¿Estamos ahora más seguros que antes del 9/11? Cuando nos enteramos que detrás del entrenador de caballos los responsables número 2 y número 3 de las emergencias no tienen ninguna preparación para afrontarlas, ¿cree usted que estamos seguros?
Cuando usted ve a Michael Chertoff, el Jefe de la Seguridad Nacional, un hombre con apenas experiencia en seguridad nacional, ¿se siente seguro?
Cuando un hombre nunca fue militar ni vio jamás a los jóvenes, enviados a la guerra, morir en los combates, ¿cree usted que sabe como conducir una guerra? ¿Puede entender qué significa la amenaza de quedarse sin piernas si nunca estuvo allí?
¿Cree usted realmente que transfiriendo a las corporaciones privadas los importantes servicios que debiera prestar el gobierno, se consiguen mejores servicios para la población?
¿Por qué odia tanto a nuestro gobierno federal? Usted ha votado durante 25 años a políticos cuyo principal objetivo ha sido desfondar al gobierno federal. ¿Cree usted que recortar programas federales como el FEMA y el Cuerpo de Ingenieros del ejército ha sido bueno o malo para América? ¿BUENO O MALO?
¿Con la nación siempre altamente endeudada, cree usted que reducirle los impuestos a los ricos es todavía una buena idea? ¿Le dará usted la espalda a cientos de miles de personas sin techo que necesitan vivienda en Nueva Orleáns?
¿Cree usted en Jesús? ¿Realmente? ¿Acaso no dijo que seremos juzgados por cómo tratamos al último de entre nosotros? El huracán Katrina llegó y se llevó la fachada de que eramos una nación con libertad y justicia para todos. El viento aulló y el agua creció y dejó al descubierto cómo los pobres de América son abandonados al sufrimiento mientras el Presidente de los EEUU los defrauda y les recomienda comer pasteles.
Esto no es una broma. El día que golpeó el huracán y rompió los diques, el Sr Bush, John Mc Cain y sus ricos amigos estaban atiborrándose con pasteles. Todo un día luego de que se rompieron los diques (los mismos diques cuyo presupuesto para repararlos usted había cortado) el señor Bush estuvo tocando la guitarra que algún cantor le había facilitado. Todo esto sucedía mientras Nueva Orleáns se hundía en el agua.
Fue necesario que pasara otro día antes de que el Presidente echara un vistazo desde la ventanilla de su jet jumbo sobrevolando la miseria que se extendía 2500 pies más abajo mientras regresaba a su segunda casa en Washington DC. Y DOS DIAS MÁS aún antes de que llegara un hilito de soldados y de ayuda federal. No fueron los siete minutos en trance mientras un alumno le leía “Mi cabrita” ( N. de T. Referencia al momento en que le informaron sobre el impacto en las torres el 9/11) Fueron CUATRO DIAS sin hacer nada más que decirle a Brownie (el director Michael Brown del FEMA ) “caramba debes hacer tu trabajo”.
Mis amigos republicanos ¿lo estarán molestando por que somos el hazmerreír del mundo?
Y en este sagrado día de la memoria, ¿piensa usted honorablemente o con vergüenza en los que murieron el 9/11/01?. Si no aprendimos nada y nos encontramos hoy en día más vulnerables y menos preparados que en aquella brillante y soleada mañana, entonces ¿los tres mil muertos lo fueron en vano?
Nuestra vulnerabilidad no tiene sólo que ver con el terrorismo o los desastres naturales. Somos vulnerables y estamos inseguros porque permitimos que uno de cada ocho americanos sea horriblemente pobre. Porque aceptamos que el sistema educativo impida graduarse a uno de cada seis chicos y muchos de los que pueden son incapaces de hilvanar una frase coherente entre todos. La clase media no puede pagar la hipoteca o las cuentas del hospital y 45 millones de personas no tienen ninguna cobertura de salud.
¿Estamos seguros? ¿se siente usted realmente seguro? Usted solo puede mudarse lejos y construir numerosas comunidades antes de que el fruto de lo que ha sembrado se estrelle contra sus paredes exigiendo justo castigo. ¿Quiere usted que esto suceda realmente? O ¿tiene usted la esperanza de que si usted las deja que se ensucien solas y se maten entre ellas y se hundan en la mugre que inunda las calles, puede ser que el problema desaparezca?
Yo sé que usted lo sabe bien. Usted entregó al país y al mundo a un hombre que no estaba capacitado para esa tarea y que lo que hizo fue contratar gente que tampoco estaba capacitada. Usted nos hizo esto, se lo hizo al mundo, al pueblo de Nueva Orleáns. Por favor piénselo. Bush es de ustedes. Y usted sabe que por nuestra paz y nuestra seguridad debemos reflexionar ¿Qué es lo que usted propone?
Tengo una idea -y no es una demostración ecuestre.

Suyo

Michael Moore

La matanza y el chivo expiatorio



Leonardo Boff*

La actual crisis brasileña es más política que moral. Es una crisis de representación. El pueblo no se siente representado por quienes están en el congreso. El problema es que, omitiendo la corrupción 210 congresales de 513 , tanto hombres como mujeres, han cambiado de partido político.

Antes que nada es importante reconocer la precariedad de nuestra democracia. Parece una farsa, porque no puede haber democracia digna de este nombre en donde un tercio de la población está excluida, donde el ocho por ciento de las familias gana alrededor de 700 mil millones de reales** (290 mil millones de dólares), los bien conocidos propietarios que proveen financiación a los gobiernos a cambio de suculentas tasas de interés. Si promovemos los valores de la democracia como lo expresa la retórica política – libertad, igualdad, justicia social, participación, desarrollo social con distribución del ingreso y seguridad social – nuestra democracia actual podría ser su caricatura o aún mejor directamente su negación.
Y no hablemos de los políticos. El sociólogo brasileño Pedro Demo es para mí une los más finos pensadores del país. El me dijo lo siguiente: “ La mayoría de los políticos se caracteriza por ser gente que gana mucho, trabaja demasiado poco, realiza grandes negocios, emplea a sus parientes y amigos, se enriquece a expensas de los dineros públicos y entra al mercado por la puerta grande. Hay excepciones que confirman la regla. No tienen otra vocación que mantenerse en el poder. Para ellos la única inmoralidad es perder las elecciones. Ganar lo es todo” (“Introducción a la sociología, pag. 330) Esta si es una descripción realista, no una caricatura.
Este “ethos” político es sistémico e histórico. Ha sido practicado por los partidos conservadores y liberales, por el elitista PSDB, por el oligarca PFL, por el economicista PTB y otros, mucho antes que el PT. La investigación lo puso en evidencia a partir de 1998, durante la reelección del candidato a gobernador del PSBD en Minas Gerais, donde el programa de Marcos Valerio estaba en marcha y funcionaba. Siguiendo el sistema de nuestra democracia de “baja intensidad” y una mezcla de intereses públicos y privados, esta clandestina contabilidad ha contaminado todos los procesos electoral
¿Cuál ha sido el error del mayor dirigente del PT? Es no haber tenido alternativa y el haberse adaptado rápidamente a estas costumbres antirrepublicanas. Ahora vemos con indignación que los “bandidos” de ayer apuntan su dedo acusador al PT, como si el PT hubiera sido el iniciador de esta sistémica corrupción. Si se realizara una seria investigación orientada hacia una profunda reforma política. Los “puristas” partidos políticos actuales y los pomposamente “impolutos” políticos difícilmente escaparían a la vindicta. El problema de los dirigentes del PT fue su falta de “profesionalismo” Dejaron huellas y estas se convirtieron en chivos expiatorios en el que todos pueden ahora descargar sus propios pecados y sentirse redimidos. ¡Hipócritas! Y como lo demostró, René Girard, el más famoso erudito del mundo en la materia, ( “El chivo expiatorio”) la redención solo se produce cuando el cordero es sacrificado. Esto es lo que le ha sucedido al presidente.
De otro modo, la expiación colectiva no tiene valor purificador, y los “dueños del poder” volverán libremente a detentarlo, para continuar el despilfarro de privilegios establecidos y consagrados como de derecho propio. Podría llegar a pasar, existe una profunda división en la sociedad porque millones de personas defenderán el término presidencial del mandato popular mientras que otros, aunque en menor cantidad, tratarán de derrocarlo.
La nación solo crece –decía Celso Furtado – cuando atraviesa pruebas cruciales. Estamos atravesando una de esas pruebas. O realizamos los cambios necesarios o condenaremos a nuestra democracia a seguir siendo de baja intensidad que no le sirve al pueblo.
Basta de desaprovechar oportunidades.

*Teologo
**Real. Moneda brasileña
Traducción para @DIN, Susana Merino.

domingo, septiembre 11, 2005

Las doce líneas del editor

Los hombres no lloran

¿Cuándo empecé a contrariar esa norma? No estoy demasiado seguro, pero creo que fue ya avanzando en mi juventud. Sí recuerdo con seguridad una de las veces que lloré, con sacudones que me obligaron a descargar puñetazos sobre la pared de mi habitación. Fue cuando me enteré del asesinato de Víctor Jara.
Era el año 1973. Yo tenía 23 años, trabajaba en una revista de Córdoba, una de las ciudades más cosmopolitas de la Argentina. Nuestra Redacción se había llenado por esos infaustos días de exiliados chilenos. Nos contaban que los criminales de uniforme habían tomado las calles y atrapaban millares de chilenos por el "delito" de soñar una sociedad mejor para su patria. No les alcanzó con los cuarteles y cárceles: debieron habilitar un estadio de fútbol para encerrar los prisioneros.
Hasta allí llegó Víctor Jara. Maniatado, golpeado, humillado. Víctor Jara. Poeta sensible y refinadísimo, cantor de paz y vida, amigo de Violeta Parra. Lo amarraron de rodillas contra un caballete de hierro, en el centro del estadio, para que los 20.000 chilenos, hombres y mujeres, prisioneros allí, vieran la monstruosidad que iban a cometer con él. Varios oficiales tomaron a culatazos las manos del músico, hasta convertirlas en guiñapos sanguinolentos. Después de ese horror miserable, lo mataron.
Hoy, 32 años después, contrarío nuevamente el precepto machista. Pues en el momento mismo en que escribo estas líneas, no puedo evitar el llorar, otra vez, por Víctor Jara.

Julio Carreras (h)

La prensa partidaria en la Córdoba rebelde: La Revista Posición (1972-1974)

Por Diego Salerno *  El examen de la experiencia político-cultural de la revista Posición es el principal objetivo de nuestra investigación...