lunes, junio 20, 2005

Irán muestra el camino


En un clima de paz y orden, el pueblo de la República Islámica de Irán se ha mostrado al mundo como un paradigma de participación democrática. Con un grado de concurrencia a las urnas mayor que el de todos los países occidentales, su característica saliente fue el rol protagónico que jugaron las jóvenes generaciones.

Por Julio Carreras (h) *

De una manera ejemplar para el mundo entero, transcurrieron pacífica y ordenadamente las elecciones presidenciales en la República Islámica de Irán. Su resultado final fue un virtual empate entre los candidatos más populares, lo cual llevará a definir la compulsa en una segunda vuelta. El clérigo Alí Akbar Hashemi Rafsanyani, más votado, deberá competir nuevamente con Mahmud Ahmedinayad, alcalde de Teherán, el próximo viernes 24. Rafsanyani se hizo con el 21% de los votos, seguido de Ahmadinayad (19,48%) y de Mehdi Karubi (17,28%).
Este último, que durante gran parte del escrutinio afirmó estar por delante de Ahmedinayad, ha denunciado "fraude", afirmando que "su candidatura pasó al tercer lugar, después de haber sido segunda durante casi todo el día". También el candidato liberal Mustafa Moin - gran derrotado-, denunció a través de su portavoz, Elahe Koulaei, la presión de los "basiyi" (fuerzas especiales de intervención) en el escrutinio "para mancillar los derechos del pueblo", pero no dio precisiones. Observadores imparciales opinan, sin embargo, que tales denuncias se enmarcan dentro de los tradicionales juegos de la democracia, donde los perdedores suelen quejarse siempre de modo semejante.
Las elecciones han sido, de acuerdo con todas las estimaciones, totalmente transparentes.

Participación democrática

Las novenas elecciones presidenciales de la República Islámica de Irán se efectuaron a partir de las 9 de la mañana del viernes 17 de junio en todo el país. 46. 786.418 ciudadanos estaban en condiciones de votar; de ellos lo hicieron un promedio del 70 % -llegando en algunas provincias hasta el 80 % según observadores occidentales.
Es interesante comparar este grado de participación con los de algunos países occidentales, que de acuerdo con estadísticas recientes, presentan los siguientes guarismos de participación electoral:
En Alemania, la participación electoral ronda normalmente el 43% (Abstención: 57 %); en Austria, 41,8% (Abstención: 59 %), Dinamarca 47,9%, Holanda, 39,1%) ¡61 % de abstención! Según El Mundo -diario neoliberal en español- "Las elecciones al Parlamento Europeo [...] en el conjunto de la UE ha sido de un 44,2% al cierre de los colegios electorales". Por otra parte, ninguna de las elecciones estadounidenses durante los últimos años alcanzaron el 60 %. Pese a ello, son estos países los que se arrogan el derecho de infundir lecciones de "democracia" a la República Islámica de Irán.
Los iraníes eligieron entre 7 candidatos: Mahmud Ahmadinejad, Alí Larijani, Mohamad bagher Ghalibaf, Mohsen Mehralizadeh, Mostafa Moin, Mehdi Karubi y Akbar Hashemi Rafsanyani.
Todos ellos caras conocidas y con antecedentes en la administración ejecutiva en los niveles altos del país. Una característica saliente de las novenas elecciones presidenciales iraníes es la participación de candidatos que representan a todas las alas y grupos políticos en el sistema de la República Islámica de Irán y este hecho ha dado lugar a una de las rivalidades electorales más dinámicas.
Según el servicio de prensa gubernamental "Dejando al lado quien gane estas elecciones, el asunto principal es la participación multitudinaria de los iraníes en las elecciones, ya que las autoridades de los países que califican a la permanencia y la gloria de la República Islámica de Irán como algo contrario a sus intereses políticos y económicos, en los últimos meses, especialmente en vísperas de las elecciones, han intentado poner en duda la naturaleza de la democracia religiosa en Irán y desanimar a los iraníes a participar en estas elecciones".

Las elecciones del viernes demostraron un claro rechazo popular al boicot -defendido por pequeños grupos universitarios prooccidentales- ya que los colegios electorales incluso tuvieron que permanecer abiertos cuatro horas más de lo previsto, debido a la afluencia de votantes. Varios sectores nacionalistas e islámicos -los más populares aquí- han denunciado a estos grupos que promocionaban la abstención electoral, como "subvencionados por la CIA".
No había pasado ni una hora del cierre de los colegios cuando un portavoz del Ministerio de Interior, Johanbajsh Janjani, anunció que la participación en algunas provincias había superado el 80%. En otras varió entre el 70 % y el 80%.
Los 7 candidatos a la presidencia iraní, durante sus campañas electorales, habían insistido en atraer a los jóvenes -ya que una gran parte de los 46 millones de personas con derecho a votar son jóvenes. Y se puede decir que la generación joven iraní, con su amplia participación en los colegios electorales, tuvo el principal papel en la elección del nuevo presidente de la República Islámica de Irán.

Factores externos

Irán ha sufrido presiones externas de alta intensidad en los últimos años, desde el hostigamiento norteamericano que lo puso -junto con Venezuela y Corea- entre sus "enemigos estratégicos", hasta la supuesta "obstinación legalista" de la OEA y los países europeos, que se empeñan en estigmatizar sus propósitos de utilización pacífica de la energía nuclear. Estas elecciones, pues, la encuentran en pleno proceso de discusión con el llamado grupo UE-3 (los ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Gran Bretaña y Alemania), mientras que EE. UU. se ha puesto como objetivo llevar al Consejo de Seguridad al pueblo iraní para imponerle sanciones. Israel no escatima amenazas sobre una posible acción unilateral de bombardeo selectivo contra sus instalaciones nucleares, "si lo considera necesario". Estas agresiones y la abierta manipulación nuclear con fines bélicos del régimen israelí no mueven un pelo en las barbas de Kofi Annan, sin embargo, quien parece empeñado en "investigar" únicamente a quienes son señalados por el gobierno imperialista de Bush.
Por otro lado, la inquietante presencia en Iraq y Afganistán del megaejército que ha causado mayores daños al mundo en los últimos 65 años, coloca una tenebrosa guadaña sobre toda una población que, pese a ello, ha concurrido a votar el pasado viernes con una regularidad ejemplar.
Para la mayoría de la población iraní, básicamente joven, zanjar pacíficamente sus relaciones exteriores es hoy una importante cuestión, ya que en absoluto desea sufrir ni desestabilizaciones internas dirigidas desde el exterior, ni más traumáticas experiencias bélicas.
La abominable experiencia de la guerra irano-iraquí en los años ochenta dejó dos lecciones, forjadas con fuego, en toda la dirigencia política iraní: no volver a quedar en una situación tan vulnerable (Sadam Hussein utilizó armas químicas, provistas por sus aliados occidentales) y que, cuando se trata de los intereses de una superpotencia, las convenciones y leyes internacionales no tienen ninguna operatividad (Irán nunca logró que la ONU condenase la invasión iraquí contra Irán, que provocó la guerra, ni tampoco el uso de las armas químicas contra los iraníes). De ahí su búsqueda por dotarse de armamento no convencional, incluido, si es posible, el nuclear.
La única manera de revertir este proceso, si Occidente fuera sensato, sería equilibrar las relaciones con Irán, garantizarle que no habrá ataques militares, e integrarla de igual a igual en las organizaciones mundiales, respetando la cultura, la soberanía y la evolución política interna iraní -cosa que la ceguera estadounidense y europea hasta ahora no han hecho.
Los medios de comunicación de masas de EEUU desde hace 2 meses comenzaron a emitir amplios programas propagandísticos, en relación con las elecciones presidenciales de Irán; su objetivo más destacado era hacer creer que el pueblo iraní desistiría de participar en dichas elecciones. La realidad demostró, pese a sus deseos nacionales, precisamente lo contrario.
El análisis objetivo, ubicando como inobjetable al proceso electoral en la República Islámica de Irán, debería ser tenido particularmente en cuenta por los gobernantes de EE.UU., quienes tendrían que meditarlos serenamente. Y decidir si es viable continuar con la ominosa propaganda antiiraní, producto de la obsesión del sector duro de Washington, que busca lograr el sueño inalcanzable de recuperar al Estado-cliente que fue el Irán del Sha, a través de sus desastrosas políticas de "cambio de régimen". O bien darse cuenta de que Irán es una pieza clave en la evidente emergencia en Oriente Medio del actor shií.
De otra manera, incluso desde su propia perspectiva imperialista, está abonando el fracaso, ya que es muy evidente el crecimiento el eje Rusia, China e Irán -con el refuerzo de Venezuela, Cuba, Vietnam y Corea del Norte, en el resto del mundo- lo cual coloca en situación dudosa para los EEUU incluso la perspectiva bélica, en caso de que sus cúpulas fuesen lo suficientemente alucinadas como para intentarla.

Resultados feraces

Adam Arli, asesor del portavoz de la Secretaría de Estado norteamericano había anunciado poco antes que "el resultado de los comicios presidenciales de La R.I.I. no va influir en las políticas de Washington, relacionadas con el programa nuclear de Irán". Eso enmarcado en los anuncios de Condoliza Raiz, quien manifestara que "luego de las elecciones, Washington adoptará nuevas decisiones, vinculadas con el programa nuclear de Irán". Por otra parte, los norteamericanos, teniendo en cuenta las elecciones en Irán, habían determinado una fecha para que los europeos se replantearan sus negociaciones con el principal país islámico.
Las autoridades iraníes mantuvieron siempre que el resultado de las elecciones presidenciales "no atañe a las políticas de Irán en el terreno del uso pacífico de la energía nuclear" y que con el cambio de gobierno "no variará el programa nuclear de Irán". Hasan Rohani, Secretario del Consejo Supremo para la Seguridad Nacional, además de autoridad iraní de alto rango que negocia los asuntos nucleares, anunció que "el futuro presidente de Irán no adoptará una postura diferente con respecto al tema nuclear, ya que la continuación de las actividades nucleares pacíficas de Irán es un deseo de toda la nación".
Hoy, según el informe de Gari Tomas, corresponsal norteamericano en Teherán, "la amplia participación de los iraníes en las elecciones ha enfrentado al gobierno de Bush a un gran desafío". Lo cierto es que los mandatarios norteamericanos, en base a evaluaciones erróneas, no esperaban que el pueblo de Irán participara tan ampliamente en los comicios presidenciales. Y en esta línea, los líderes de la Casa Blanca creían que el futuro gobierno iraní sería débil y carecería de respaldo popular.
En tanto los europeos, que se habían dejado influir por la propaganda engañosa de EE.UU., insistían en continuar sus negociaciones nucleares con la R.I.I tras las elecciones presidenciales, con el ánimo de someter la política islámica a sus intereses. Pero la amplia participación del pueblo iraní en estas elecciones, no sólo ha desconcertado a los líderes de la Casa Blanca, sino que también pone de manifiesto que las autoridades norteamericanas carecen de una apreciación correcta de los avatares de Irán. Y por ello, las políticas de Washington ante este país, cada vez más importante para el mundo entero, se enfrentan constantemente con el fracaso.
Lejos de las visiones pesimistas, la competición electoral se ha diversificado y el dinamismo político de la sociedad iraní no ha decrecido, sino que se ha pluralizado. Éste es el gran logro de los dos mandatos del presidente Jatami. Desde 1997 hasta la actualidad ha tenido lugar una verdadera transformación social y cultural que es, hoy día, irreversible. Las elecciones y el acceso masivo de una gigantesca nueva generación de jóvenes a la educación, han funcionado como una alquimia para dar poder a toda la población. La educación la ha politizado y afirmado en sus elecciones individuales, dotando de inusual fortaleza a la sociedad civil iraní, convirtiéndola en el actor insoslayable para toda la clase política e institucional del país.
Observada con lupa por toda la prensa internacional, lo cierto es que hoy la mayoría del pueblo musulmán iraní ha demostrado al mundo que (tal como fue en los últimos 26 años, sólo que sin tanta audiencia) el voto de todos los ciudadanos iraníes determina el destino y el futuro del país.

* Indice de obras

La prensa partidaria en la Córdoba rebelde: La Revista Posición (1972-1974)

Por Diego Salerno *  El examen de la experiencia político-cultural de la revista Posición es el principal objetivo de nuestra investigación...